viernes, 8 de marzo de 2013

El punto cubano



El poblamiento de la isla de Cuba tras el descubrimiento, conquista y colonización se produjo muy lentamente. Hombres de diversas regiones de España vinieron a estas tierras, casi todos eran de Islas Canarias o de Andalucía, donde se asentaron a lo largo y ancho de la isla, fundamentalmente en las zonas rurales, y en ellas se dedicaron al cultivo de la tierra, particularmente del tabaco y frutos menores.

Es un género cantable del ámbito campesino, de marcada raíz hispánica. Fueron los canarios asentados en Cuba quienes crearon este género una vez que asimilaron elementos de la música andaluza. Una pizca de sustancias africanas le dieron su carácter criollo, teniendo vida propia desde el siglo XVII.

El punto es la vida del guateque, fiesta del campo cubano. Guitarra, tres, tiple, laúd, clave, güiro y guayo acompañan al punto, mientras los intérpretes sazonan la fiesta con controversias de improvisación. Están visiblemente divididos: cada uno, y su público, representan un bando, perfectamente distinguible por el color de su emblema que bien puede ser una pañoleta anudada al cuello.




Son conocidos el punto vueltabajero, pinareño, espirituano, camagüeyano y otros. En las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y Cienfuegos (aquí también se utiliza el punto fijo) y las provincias orientales, el punto libre; mientras que en Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, es característico el punto fijo, que entre sus modalidades estilísticas se encuentra el punto en clave o cruzado. 

En cuanto al acompañamiento instrumental, se utiliza la guitarra, el laúd o el tres, el tiple, claves, maracas; mientras que en el texto se hace uso de la décima, y el modalismo en la línea melódico-armónica. Por otra parte, «algunos han evolucionado y se han integrado otros elementos musicales que, por un lado, demuestran la relación del  punto con otros complejos genéricos cubanos, y  por otro, el desarrollo, evolución y vigencia de esta manifestación musical cubana». 


El punto se refiere al uso de una púa (punteando) en vez de rasguear. hay tres instrumentos de percusión: la clave, el güiro y el guayo (rascador de metal). Los cantantes forman equipos e improvisan líneas. cantan o corean una misma melodía con intervalos entre estrofas para darles tiempo a los cantantes de componer los próximos versos.

Las primeras composiciones se registraban por impreso, así como algunos de los nombres de cantante/compositor. Alrededor de 1935, el punto alcanzó el máximo de popularidad en la radio cubana. Nada se hizo para grabar estos trabajos, pero como suele ocurrir, una estenógrafa, Aida Bode, era seguidora de este género y escribió los versos a medida que eran transmitidos por la radio. Finalmente, en 1997, sus transcripciones fueron publicadas en forma de libros.




Celina González y Albita Rodríguez cantaron punto a inicios de sus carreras, probando que el género todavía está vivo, aunque tal vez moribundo en su forma original. Para los aficionados, sin embargo, el Indio Naborí es el más grande intérprete del punto cubano, por su poesía de décimas, la cual escribió diariamente para radio y periódicos. También es un escritor cuya obra ha sido publicada, con varias selecciones de poesía. 

Se generalizaron los poetas que establecían peñas de trovadores, donde se realizaron las más famosas controversias que por lo incidental no se grabaron, pero algunas sí se publicaron. La más famosa de éstas fue una realizada por el mejor poeta campesino del Siglo XX, Premio Nacional de Literatura, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí y otro gran poeta competidor, Ángel Valiente. Otras controversias inolvidables han sido las que cantaron por más de treinta años Justo Vega y Adolfo Alfonso en el programa de televisión Palmas y Cañas. 

Los programas de radio establecieron concursos de virtuosos y en áreas de esparcimiento como los Jardines de La Tropical se celebraban Festivales de los Bandos Rojo, Azul, Lila, Tricolor. Todo esto motivó un auge al que se le llamó "Edad de Oro del punto cubano" entre 1940 y 1945. En aquel momento se iniciaban jóvenes como Adolfo Alfonso, Inocente Iznaga, Gustavo Tacoronte, Pablo León, Justo Lamas, José Sánchez León, varias mujeres como Vitalia Figueroa, Merceditas Sosa, Radeúnda Lima, y Celina González, autora e intérprete que se inició con su esposo Reutilio Domínguez en un dúo que se conoció por toda nuestra América. 

A partir de aquellos años evolucionaron los grupos instrumentales con un notable desarrollo del virtuosismo. Antiguamente el laúd seguía la línea de canto punteando nota a nota. Quizás por esto se le llamó punto al canto y al acompañamiento. 




Muchos jóvenes se han integrado hoy a una escuela del laúd, fundada por el profesor Efraín Amador, de ellos los que más se destacan son Barbarito Torres, y Edwin Vichot, graduado de la Escuela Nacional de Arte. 

Este movimiento renovador es coincidente con un nuevo auge, que incluye la creación por Alexis Díaz Pimienta de la Cátedra de la Poesía improvisada en el Instituto Superior de Arte. 

Son muchos los grupos que consolidan la expresión del punto cubano hoy. Estos poetas son el baluarte actual del punto cubano y la décima improvisada. 




Características del punto por regiones


«En el punto occidental, las figuraciones independientes son muy importantes y les corresponde al laúd, mientras que en el punto central no son tan abundantes, las efectúa el tres.» En cuanto al canto, el punto «se mueve en un ámbito no mayor de una octava, lo cual logra mediante un movimiento ondulatorio, no directo. Melódicamente los versos se van relacionando por pares de motivos que pueden ser frases o semifrases con características y funciones diferentes. La primera, generalmente se ubica en un rango superior a la segunda y describe una línea ascendente u horizontal cuya función es introductoria. La segunda melodía es de sentido descendente, finaliza invariablemente en el quinto grado de la tonalidad y concluye la idea musical y literaria.» 


Estilos

Punto libre 

En él el cantador se expresa con absoluta independencia e impera un carácter recitativo en el canto, sin métrica fija, mientras en el acompañamiento instrumental sólo se realizan algunos punteos y rasgueos que sirven de apoyo armónico. 

Punto fijo 

En la región centro-oriental, la característica fundamental de este estilo es que el cantor se rige por la métrica regular y constante del acompañamiento instrumental, se conserva un aire fijo y un metrorritmo exacto. 

Punto cruzado 

Entre las modalidades del punto fijo se encuentra la variante llamada punto en clave o cruzado, cuya característica es la presencia de síncopa en el canto, que alternan con un ritmo estable en el acompañamiento instrumental, marcado rígidamente por la percusión. En este tipo de punto se produce con frecuencia cambios en la acentuación prosódica del texto, como resultado de la contradicción entre dos planos rítmicos diferentes: el que desarrolla el cantor y el de los instrumentos acompañantes. 





Punto de parranda 

En el punto de parranda lo más característico son las figuraciones estables y solo en ocasiones se ejecutan ritmos independientes en el bongó que es, además, la guía métrica del conjunto. La parranda tienen diferencias: en la de Sancti Spíritus, es fiesta de carnaval, en la de Ciego de Ávila, es diversión en las que participan varias agrupaciones y solo se canta punto. 

Tonada menor, española o Carvajal 

En esta modalidad se ponen en evidencia las características melódicas que la aproximan a formas del canto de Andalucía e Islas Canarias; se denomina menor, pues ese el modo utilizado para entonarla. Esta variante está muy extendida en la zona occidental y presenta las características del estilo libre. 

Tonada con estribillo 

Estas pueden participar de uno y otro estilo; su uso es frecuente en las provincias de Matanzas y centrales. En ocasiones se canta la décima en estilo libre y el estribillo se ajusta a un metro exacto, o sea, el punto fijo; en otras son cantadas totalmente en este último estilo. 




Punto espirituano 

Es un canto a dos voces; es modalidad del punto fijo, pero en el que los cantadores lo hacen a dos voces y en un metro fijo. La melodía se mueve generalmente por intervalos de tercera y sextas, aunque no se excluye el uso de cuartas y quintas. 

La seguidilla 

Es una variante casi en desuso (el repentista Alexis Díaz Pimienta la ha revivido en los últimos años). En ella el cantador entona varias décimas consecutivas sin interrupción, comienza con una métrica libre y después el canto y el acompañamiento instrumental se desarrollan con un ritmo fijo y un metro exacto. Esta modali dad se practicó en la provincia de Camagüey y en esta forma era usual narrar cuentos en décimas, casi siempre sobre motivos fantásticos e incongruentes. Hoy, en La Habana, Díaz Pimienta utiliza otros temas y recursos en su expresión de esta modalidad del punto, que moderniza su contenido, aunque sin variar la forma. En sentido general, los estribillos realizan diferentes funciones y su ubicación es cambiante, pueden colocarse al comienzo o al final y también dividir la décima en dos partes. Cuando están al inicio obran como introducción, como impulso al canto, en otras, emplean el verso octosílabo o se les utiliza como conclusión de la línea cadencia de la melodía. Aquellos formados por una palabra o una frase pequeña sirven de inicio a la décima y los más extensos se usan al final de cada exposición o como conclusión de la décima. 





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